INTRODUCCIÓN
PRIMERA ETAPA
1810-1811
En la primera etapa del movimiento independentista se observó un liderazgo por parte de los criollos y una amplia participación de la clase popular.Las características tuvieron un fondo agrario y racial. Los
movimientos estuvieron mal organizados e indisciplinados. Miguel Hidalgo y Costilla hizo decretos importantes, el movimiento
se extiende con gran rapidez. En esta etapa se pone en crisis alas estructuras
del Virreinato.
SEGUNDA ETAPA
1811-1815
Dentro de la segunda etapa, la llamada de organización, participan mestizos,
criollos, mulatos en nivel masivo. Se puede decir que es la etapa más
brillante de nuestra independencia. Se organizan y aparecen los jefes
militares. Existe la intención de integrar políticas alternativas. Dentro
de los logros podemos citar las obras políticas y su ampliación: los Decretos,
la Constitución de Apatzingán en 1814.El movimiento armado
abarcó un amplio territorio y se realizaron brillantes campañas por parte
de José María Morelos y Pavón.
TERCERA ETAPA
1815-1821
En la resistencia y consumación de la independencia de
México hubo un liderazgo de criollos, gachupines, de Vicente Guerrero
Saldaña (mestizo) y de Francisco Xavier
Mina, republicano español. A la muerte de Morelos los combatientes
se dispersaron y el movimiento se torno a la defensiva. Se
estableció un acuerdo en Igual a entre los dos líderes, lo que se dio en
llamar “El abrazo de Acatepán ” se promulgó el Plan de Iguala y el
ejército Trigarante entró triunfante a la Cd. de México. Podemos
finalizar esta breve introducción de la independencia de México, mencionando la
conciliación entre Guerrero e Iturbide, la
cualproporcionó la independencia, sin embargo los privilegios quedaron
intactos.
El Movimiento de Miguel Hidalgo
Cuando el Rey de España, Fernando VII, fue derrocado por
el ejército francés y encarcelado en mayo de 1808, ocupó el trono un hermano de
Napoleón, José Bonaparte. Estos hechos fueron después conocidos en América,
provocando una enorme impresión, ya que nadie quería acabar en manos de los
franceses, que por ese tiempo tenían una pésima fama. Las autoridades que en
América representaban al Rey legítimo: Virreyes, Intendentes, Capitanes
Generales, etcétera, creyeron oportuno aceptar los hechos consumados, pero
algunos diferían de esa postura y empezaron a organizar conjuras en contra de
dichas autoridades por su pasividad ante la crisis española.
Parte de una de esas conjuras en la Nueva España, fueron:
don Miguel Hidalgo y Costilla, junto con Ignacio Allende, los hermanos Aldama,
Josefa Ortiz y otros criollos ilustrados de la época. Descubiertos que fueron,
ante el peligro de ser apresados, se enfrentaron al riesgo de iniciar una lucha
armada abierta y general, para la cual no tenían dinero ni armas ni gente; ni
siquiera un proyecto definido de acciones y metas a lograr.
¿Cómo alentar a los pueblos a seguir una Causa que
desconocían o con la cual no se identificaban? De momento, pagándoles. Hidalgo
ofreció bonificar un peso diario a quienes trajeran caballo, y cincuenta
centavos a los de a pie; pero a muchos de estos iniciales insurgentes les
quedaba claro que en la revuelta habría la posibilidad del saqueo. De igual
modo, se procedió a liberar a los presos a cambio de su adhesión, y la
decisión, también fatal, de apresar a los pobladores civiles de origen español.
La salida de Dolores se fijó a las ocho de la mañana, pero no fue sino hasta
las once cuando inició la marcha hacia San Miguel (hoy de Allende).
Un voluntarioso tumult
¿Cuánta gente seguía a Hidalgo? Es difícil saberlo. Se
han manejado cifras de todo tipo, pero debemos antes recordar que para esas
fechas, en la Nueva España, no se llegaba a seis millones de habitantes, si
bien El Bajío tenía una gran concentración poblacional. A San Miguel debieron
haber llegado algunos centenares la tarde del mismo 16, y desde esa misma hora
quedó claro por dónde iban las cosas: apresar civiles de origen español,
saquear sus bienes, imponer préstamos con uso de la violencia y la
intimidación.
¿Y la Causa? A juzgar por los testimonios tardíos que
llegaron, había que defender al Rey Fernando, destronado por los franceses, y
defender a la Religión, que corría el riesgo de ser perseguida si los franceses
se adueñaban de América. Esta Causa exigía desconocer a las autoridades
virreinales, cómplices de los franceses; pero, ¿por qué apresar a civiles sólo
por el hecho de haber nacido en España? Todo se aclara si recordamos los
resentimientos históricos que los criollos tenían en contra de los
peninsulares, resentimientos de los cuales podían igualmente participar indios
y castas.
El Movimiento se volvió entonces confuso, y el tema de la
Independencia quedaba de momento en segundo sitio; al parecer, el detonante de
las luchas por la Independencia será una guerra entre gente de la misma raza
pero que había nacido en distinto sitio.
El padre Calvillo
Los que conocen poco de Historia dicen que Pablo José
Calvillo es “el único hidrocálido que la historia menciona como participante en
el Movimiento que encabezó Miguel Hidalgo y que nos dio la Independencia”, toda
vez que nació muchos años antes de que fuera creado el pequeño Territorio del
Estado de Aguascalientes, si bien es cierto que vino al mundo en 1763, en el
caserío de Calvillo, así llamado en homenaje a uno de sus parientes en grado
colateral, que cedió la superficie del fundo legal del poblado, en el Valle de
Huajúcar -no se confunda con el Municipio jalisciense de Huejúcar, del que
Calvillo fue Vicario-, que hoy corresponde a aquella Entidad federativa, por
entonces dependiente en lo civil de la Nueva Galicia, y en lo eclesiástico, de
Guadalajara.
De genio bullicioso y carácter independiente, fue alumno
del Seminario tapatío; le ordenó presbítero el Obispo don Juan Cruz Ruiz de
Cabañas y Crespo en 1797, dándole estos destinos: Juchipila, Hacienda de San
Jacinto, de Ojo caliente; Tepechitlán y Colotlán, residiendo en calidad de
Vicario de este último curato en el pueblo de Huejúcar, cuyo territorio hoy
corona el Estado de Jalisco. Por motivos de salud, residió temporalmente en la
Ciudad de Aguascalientes, siendo removido en 1809 a Jesús María, donde supo de
la insurrección del Cura de Dolores; y sirviéndose del repudio a la Casa de
Borbón experimentado por los indios flecheros de las Compañías de La Frontera,
de Colotlán, los ganó para la Causa de la Insurgencia, en especial al
gobernador del barrio de Tlaxcala, el indio Marcos Escobedo. (Ahí, en esa
población del Norte de Jalisco, radicaba un nutrido grupo de indígenas
tlaxcaltecas).
Cristalizó la conjura en la casa que el Padre Calvillo
tenía en Colotlán, una noche de fines de septiembre de 1810. Con él a la
cabeza, dando a los conjurados una estampa guadalupana que pusieron en sus
sombreros, y al grito de ‘¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Viva la Independencia!
y ¡Mueran los gachupines!’, los conjurados tomaron las Casas Reales y
remitieron a Zacatecas a treinta peninsulares en calidad de rehenes.
Con cinco mil indios flecheros de San Luis de Colotlán,
vecinos de los pueblos de Santiago Tlatelolco, Santa María de los Ángeles,
Tlalcosahua y Huejúcar, ostentando el título de Mariscal de Campo que le
concediera Hidalgo, Calvillo participó, el 17 de enero de 1811, en la Batalla
del Puente de Calderón, funesta para su Causa, y aunque no sufrió bajas esa
vez, la suerte le fue adversa al verse copado por las tropas de Pedro Celestino
Negrete y del Cura Francisco de Álvarez cerca de Cocotlán, donde pereció un
tercio de su gente.
Atrincherado en la Sierra de Tayahua, sus achaques le
orillaron a solicitar y obtener, en octubre de ese mismo año, el indulto de la
jurisdicción civil y la dispensa de las irregularidades canónicas por parte de
la autoridad eclesiástica. Murió en la Ciudad de Zacatecas, por causas
naturales, rehabilitado en su ministerio y en plena comunión con la Iglesia, el
6 de abril de 1816
movimiento de Jose Maria Morelos
Tras el encuentro con Hidalgo, Morelos regresó a Carácuaro, con intención de renunciar al curato y reclutar, de entre la gente de Carácuaro, a cuantos
soldados pudiera, a fin de marchar cuanto antes hacia el Sur. El gobernador del Obispado, Mariano de Landa y Escandón, le concedió la ausencia del curato el 25 de octubre. Ya en su
parroquia, logró reunir 25 hombres armados entre lanzas y
escopetas. Después de reunir a la gente de Carácuaro para explicar sus motivos de abandono al curato, en los que citó el "
Itinerario para pueblos para párrocos de indios", obra hecha por los
jesuitas en la que afirma que los "
los clérigos pueden tomar las armas lícitamente cuando hay alguna grave necesidad en utilidad grande de la república". De ahí marchó a Zacatula, atravesando la rivera del
Río Balsas, en la Tierra Caliente, rumbo a la Costa, camino que atravesó bordeando la provincia de Michoacán.
30 Como afirmaría en el juicio que la
Inquisición, le siguió cinco años después "
Siempre conté con la justicia de la causa, en que habría entrado, aunque no hubiese sido sacerdote".
31 Llegó a
Huetamo, donde su tropa aumentó a 350. Ahí escribió a un amigo sacerdote
Segunda Campaña[editar]
Morelos recibió, al término de su primera campaña, una invitación de
Ignacio López Rayón, para organizar un consejo de dirección insurgente, ya que tras la muerte de los primeros líderes, el ejército quedó disperso y sin una cabeza general visible. La propuesta de Rayón consistía en elegir a los miembros de la
Suprema Junta Nacional Gubernativa, que habría de gobernar al país en ausencia de Fernando VII. Morelos aceptó la invitación, pero como sus actividades militares le impedían estar presente, nombró como su delegado a Sixto Verduzco, un antiguo compañero suyo de estudios. Puesto que Rayón quedó en manos de la insurgencia tras la muerte de Hidalgo, de quien había sido secretario y ministro en Guadalajara, quedó al frente de las tropas insurgentes en
Saltillo. De ahí llegó a
Zitácuaro, donde el 21 de agosto, fue electa la Suprema Junta Nacional Gubernativa, compuesta por los siguientes miembros:
Los primeros actos de la Junta consistieron en designar a Zitácuaro, actual
municipio de Michoacán, como capital de la insurgencia, aunque poco después, ante el ataque realista, la Junta se trasladó a Sultepec. Morelos escribió a Rayón que "
Estoy resuelto a perder la vida por sostener la autoridad y existencia de la Suprema Junta". Asimismo, Rayón ordenó la publicación de dos
periódicos insurgentes,
El Ilustrador Nacional y
El Ilustrador Americano, ambos dirigidos por
José María Cos. En abril de 1812, la Junta redactó los
Elementos de Nuestra Constitución, donde se estableció que el pueblo es el único soberano y se consagraron los poderes de la Junta, y la
libertad de expresión,
libertad de prensa, y el
derecho al trabajo. Morelos escribió a la Junta, "
Que se le quite la máscara a la independencia, eliminemos la mención del Rey".
Tercera Campaña[editar]
Morelos en una pintura del siglo XIX conservada en Morelia.
Después de la acción militar de Cuautla, Morelos se trasladó a la sierra central de México, donde se encuentra el
Eje Volcánico Transversal, y tomó Izúcar, Ocuituco, Hueyapa, Cítela y Chiautla, donde Morelos reorganizó sus tropas, pues estaba decidido a marchar hacia el sur del virreinato.
45 En Chiautla, Morelos recibió la noticia de que
Leonardo Bravo, había sido capturado a traición mientras dormitaba en la hacienda del comerciante español Gabriel de Yermo, en la madrugada del 10 de mayo de 1812. Fue presentado ante Calleja, quien se dirigía a México, y que tomó la decisión de que se le enjuiciaría en la capital. Tras varios intentos de persuasión por parte de Morelos hacia las autoridades españolas, Leonardo Bravo fue ejecutado a
garrote vil, la mañana del 13 de septiembre, a pesar de que los insurgentes ofrecieron 800 soldados españoles a cambio de la vida de Bravo. Entonces, Morelos autorizó a su hijo, Nicolás Bravo, la ejecución de los prisioneros realistas. A la mañana siguiente, Bravo reunió a los españoles y acto seguido, les perdonó la vida, el a población de Medellín, en el Estado de Veracruz, por lo cual años después dicha población sería conocida como Medellín de Bravo. Por este hecho, se le conoce como
"El Caudillo Magnánimo". Los españoles al perdonarles la vida, se unieron al ejército insurgente, unos por convicción dado que sus superiores habían negado la negociación de su libertad y la mayoría por agradecimiento al General Nicolás Bravo.
Tras tener noticias, vía de la Junta Nacional, que recientemente le había nombrado
capitán general, debido a su triunfo en Cuautla, y que le informó que en
Oaxaca, las fuerzas realistas acababan de sitiar a
Valerio Trujano, exactamente en la población central de
Huajuapan. Morelos acudió a la ciudad cuanto antes pudo, y sus fuerzas lograron detener por unas horas a los refuerzos realistas enviados desde
Puebla. Trujano logró echar a las fuerzas españolas de Huajuapan, pero murió en el acto, a causa de varios disparos hechos por un soldado realista llamado José Martín Pérez, quien fue premiado por los soldados españoles con 20 reales en oro.
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Morelos enfermó gravemente de cólicos, en septiembre de 1811, y casi le produce la muerte. De nueva cuenta, en el mes de enero de 1812, poco antes del inicio del
sitio de Cuautla, el jefe insurgente cayó en cama por una grave enfermedad de
tuberculosis. Pero en ese tiempo logró planear junto con Matamoros y Galeana la campaña del centro, y la defensa de Cuautla, al tiempo que coordinaba sus apoyos con la Junta Nacional, acosada en Toluca por el
brigadier aragonés José de la Cruz, a quien Venegas le ordenó detener los refuerzos enviados a Cuautla por parte de la Junta, para lo que se auxilió de refuerzos traídos desde
Zaragoza.
Recibió una misiva de Ignacio López Rayón, explicándole que la Junta se había dividido para tratar de lograr una mejor comunicación con los insurgentes del resto del país, por lo que Berdusco se trasladó hacia el
poniente, Liceaga al
norte y Rayón se estableció en el
norte, al tiempo que nombraron a Morelos capitán general y vocal de la junta, cargos también recibidos con anterioridad por ellos. Morelos se encargó de mandar refuerzos a Rayón, quien se instaló su pueblo natal,
Tlalpujahua, aunque esa relación se vio empañada por un enviado de Rayón a Morelos.
cuarta campaña
Tras meditarlo con sus soldados, Morelos decidió marchar a
Oaxaca en noviembre de 1812 tras haber tomado las Plazas de
Tehuacán y
Orizaba en donde en esta última ciudad, quemó tabaco almacenado para su venta, originando una fuerte pérdida al Gobierno Español. En la madrugada del 25 de noviembre, el ejército insurgente llegó a las puertas de la capital de la intendencia de Nueva Antequera, donde escribió una carta al brigadier Roque Abarca, comandante general de la plaza y al obispo
Antonio Bergosa y Jordán, pidiéndoles la rendición de la plaza, y enviando una carta a la comandancia, portada por varios emisarios. La tropa fue repelida a cañonazos y los emisarios fueron pasados por las armas. En Oaxaca se narra una de las leyendas de
Guadalupe Victoria, quien se dice comandaba una legión, que se acercó a un río a cuyo extremo se encontraba una división de soldados realistas. Como cuenta la leyenda, Victoria lanzó una espada al río diciendo
"Va mi espada en prenda, voy por ella" y acto seguido se lanzó al ataque de los realistas, siendo a su vez imitado por el resto de la tropa comandada por él.
46 Tras tres horas de combate, Morelos logró tomar la ciudad, y en una carta dirigida a Rayón se expresa lo siguiente:
La ciudad de Oaxaca, que acabamos de tomar, además de ser sede obispal y de intendencia, está llena de hombres útiles, minas, puestos y granas, que convertiremos en fusiles. El ilustrísimo señor Bergoza me ha escrito llamándonos obedientes forzados, hipócritas y disimuladores, como contestación a mi carta de rendición
quinta campaña
Tras el cierre del Congreso, el cuerpo legislativo se trasladó con Morelos a seguir la guerra. Matamoros proponía atacar Puebla, considerada una ciudad estratégica por el gobierno español, o
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bien Guadalajara o la Ciudad de México. Sin embargo, Morelos se decidió por Valladolid, su ciudad natal, y que había sido tomada por Hidalgo en octubre de 1810, y reconquistada por las fuerzas españolas en diciembre del mismo año. Mientras tanto, Matamoros derrotó a una división española en El Palmar y Nicolás Bravo hizo lo mismo en Coscomatepec. Pero Venegas había sido removido del virreinato y en su lugar había sido nombrado Calleja, quien se dio a la tarea de reorganizar al ejército.
Morelos criticó una guerra de guerrillas que se había desatado en
Guanajuato y
Michoacán, ya que, según sus planes, la guerrilla no retenía segura ninguna población. Rayón se opuso diciendo que los guerrilleros conocían mejor el territorio que los realistas. En medio de sus fricciones con Rayón, Morelos logró obtener información sobre el territorio michoacano y logró planear su estrategia de batalla. Ramón Rayón, hermano de Ignacio, le ofreció apoyo y soldados, pero Morelos se negó. Las dificultades tenidas con Rayón hicieron dudar a Morelos sobre su victoria,
Carácuaro, donde se enteró de que en abril de 1811, Brígida Almonte había muerto de
tuberculosis. Diez días más tarde, Morelos acampó en los Llanos de Santa María, a pocas leguas de Valladolid.
ya que su familia era una de las más respetadas en Michoacán. Morelos intentó remediar la situación escribiendo una carta a Rayón, pero éste no respondió. Finalmente, y tras tres años de ausencia, Morelos llegó el 12 de diciembre a
El 19 de julio de 1824 fue ejecutado en Tamaulipas Agustín de Iturbide, tan sólo tres años antes; el 27 de septiembre de 1821 aparecía ante el conjunto del país como el principal protagonista de la consumación de la independencia, luego de trescientos años de aparente inmovilismo, los acontecimientos sucedían con velocidad asombrosa, México se había independizado, se había proclamado un imperio y en unos meses había caído.
Tal vez uno de los ejemplos que demuestran que la historia no tiene nada que ver con la sucesión caótica de acontecimientos es la consumación de la independencia. Agustín de Iturbide, originario de Valladolid, hoy Morelia, era criollo conservador que nunca tuvo reparos en combatir la insurgencia desde sus inicios; combatió en el campo militar a Hidalgo, Morelos y López Rayón, como tal fue responsable de la ejecución de centenares de revolucionarios . Su feroz empecinamiento en contra de la independencia le valió el convertirse en jefe de operaciones en la zona del bajío en 1815 de la cual fue destituido por Félix María Calleja, merced al trato despótico y corrupto con que ejerció sus funciones.
No fue sino hasta 1920 que se le volvió a requerir para participar en el ejército realista. Viejos amigos suyos habían llegado a cargos políticas claves influyendo en el entonces virrey Apodaca, lo que le permitió a Iturbide regresar al mando del ejército realista en el sur del país.
En realidad los motivos que orillaban a la aristocracia criolla a volver a promover a Iturbide estaban fundados en los acontecimientos en España, donde un levantamiento popular había obligado al Rey Fernando VII a jurar la Constitución de Cádiz de 1812 aún a pesar de que el mismo Rey la había repudiado a la derrota de Napoleón en 1814.
Para los criollos conservadores, base del sostenimiento del dominio de la Corona española en suelo novohispano, era muy importante impedir que una constitución que ellos consideraban liberal pusiera en peligro sus privilegios económicos y sociales. Por estos motivos pretendieron colocar a Iturbide en una posición clave.
Pese a la extrema debilidad de las guerrillas dirigidas por Vicente Guerrero estas se defendieron con gran efectividad de la ofensiva dirigida en su contra por Iturbide, es altamente probable que la intención de Iturbide fuese aniquilar primero a Guerrero y después sobre la base del prestigio obtenido maniobrar para lograr una independencia perfectamente conservadora.
No quedando de otra, Iturbide invita a pactar a Guerrero el cual decide aceptar. El 24 de febrero se proclama el Plan de Iguala, que propone básicamente las ideas de independencia conservadora de la oligarquía criolla: monarquía, defensa de los privilegios del clero, mantenimiento del sistema de castas, etc.
La mayor parte de los guerrilleros insurgentes como Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo o Vicente Guerrero eran básicamente liberales, por lo que la aceptación del Plan de Iguala era para ellos una concesión extrema, que como se vio después sólo postergó el enfrentamiento.
De parte del ejército realista se generó una división, una parte de los oficiales, entre ellos Antonio Bustamante y Antonio López de Santa Anna se suman al Plan de Iguala mientras que la mayoría se sostiene a favor de la Corona.
Lo que inclinó finalmente la balanza fue la nueva efervescencia popular que se desató ante la posibilidad real de un triunfo independentista. Rápidamente ciudad tras ciudad se sumó al Plan y para agosto prácticamente todo el norte y parte del centro del país estaban fuera del control de los realistas.
Juan O´Donojú, el nuevo Virrey determinó reconocer la independencia, pese a que poco después en España se declararan nulos los tratados que firmó con Iturbide. Con esto se consumó la independencia.
En el fondo nada estaba resuelto, los viejos criollos realistas ahora estaban en el poder y sustituían la corona de Fernando VII con la de Agustín de Iturbide, al que proclamaron emperador. En pocos meses los viejos insurgentes se volvieron rebelar y victima de sus propias contradicciones el remedo de imperio cayó en menos de un año.
Incluso sus viejos generales, Santa Anna y Bustamante, voltearon la espalda a Iturbide, con ello se convirtieron en los nuevos campeones de los conservadores los cuales lograron forzar a un nuevo pacto que desemboco en la constitución de 1824, otra transacción desventajosa para el movimiento liberal. Sería necesaria otra nueva revolución, la de Ayutla en 1854, la que romperá las trabas de la salida conservadora de la independencia. Mientras eso sucedía, los intentos conservadores por mantener el status quo llevaron a la dictadura de Santa Anna y la pérdida de la mitad del territorio nacional
Del 16 de septiembre de 1810 a el 27 de septiembre 1821 que se consuma la independencia pasaron 11 años, el final de la larga lucha se dio gracias a diversos sucesos tanto externos como internos. el retiro las tropas napoleónicas de España, ayudo a que el rumbo de la guerra de independencia fuera de mas a menos. Fernando VII a su regreso al trono en 1814 desconoce la constitución de Cádiz, lo que causo rebeliones de partidarios de esta en España. Hasta que finalmente en 1820 con el triunfo de los liberales el rey juro la constitución. Al recibirse la noticia en nueva España el clero y la elite de poder se reúne en el templo de san Felipe Neri para conspirar el plan de La Profesa, cuyo principal objetivo fue conseguir que no se aplicara la constitución de Cádiz en el virreinato, alegando que la nueva España se gobernaría independiente apoyándose en las leyes de indias, mientras el rey siguiera bajo el dominio de la revolución liberal. Hecho que no se consuma al jurarse la constitución por el virrey para evitar un levantamiento armado por parte de liberales masones y no estar en rebeldía con la autoridad española, estos sucesos marcan un antecedente para la consumación de la independencia de México, pero sin ser la que Hidalgo, Morelos y demás combatientes anhelaban toda vez que el poder seguiría de haberse concretado el plan de la profesa en manos de a quien combatían.
El Plan de Iguala Vicente Guerrero – Agustín de Iturbide
Al fracasar los intentos del clero y los peninsulares simpatizantes de establecer una monarquía absolutista vieron en Agustín de Iturbide la oportunidad idónea de lograr sus intereses y no estar bajo el gobierno de la constitución de Cádiz, encargando esta misión a Iturbide quien supo manejar astutamente la situación. el virrey de Apodaca lo nombra comandante general del sur y este promete acabar con todo rastro de insurrección al sur de la nueva España, algo que estaría lejos de la realidad. Vicente Guerrero y Pedro Ascencio le brindaron férrea resistencia propinándole derrotas en Tlatlaya las tropas de Ascencio y en Zapotepec las de Guerrero.
Viendo que no seria fácil someter a los ejércitos del sur Iturbide propone a Vicente Guerrero lograr la libertad de la naciente nación mediante su unión así el 10 de febrero en Acatempan logran acuerdos para presentar posteriormente el plan de iguala que en resumen proclamaba, la emancipación de México formando un imperio mexicano gobernado por un miembro de la familia real de España regido por una constitución.
Este acto fue rechazado totalmente por el virrey que ofrece a Iturbide retractarse a cambio de ser indultado. Lejos de esto Iturbide comienza a ganar partidarios realistas que entregan ciudades por capitulación e incorpora caudillos insurgentes en sus filas, esto resulta en la destitución del virrey Juan Ruiz de Apodaca
Y el envío de Juan O’Donojú como representante político superior en nueva España, O’Donoju facilito la consumación de la independencia de México al firmar el tratado de Córdoba el 24 de agosto de 1821.
El ejercito trigarante entra en la ciudad de México el 27 de septiembre de 1821 y se firma el acta de independencia del imperio mexicano al día siguiente, consumándose con este hecho la independencia.
Alhóndiga de Granaditas es un edificio construido en la ciudad de Guanajuato, a finales del siglo XVIII, en tiempos del virreinato, empleado en un principio como almacén y comercio de granos (de ahí el nombre de alhóndiga). Fue uno de los principales y primeros escenarios de la lucha de independencia de México, ya que durante el ataque por el ejército insurgente a la ciudad de Guanajuato, en su interior se refugiaron familias peninsulares y se acuartelaron las tropas realistas, por lo que fue asediado por las tropas rebeldes capitaneadas por Miguel Hidalgo y Costilla e Ignacio Allende, ataque que duró hasta que fue tomado el edificio y masacrados sus ocupantes (en su mayoría civiles), el 28 de septiembre de 1810, gracias a un personaje conocido como El Pípila quién permitió el acceso a la alhóndiga incendiando sus puertas, tras pasar por una lluvia de balas cubriéndose la espalda con una losa de piedra.